Si quieres cuidar tu alimentación, la dieta mediterránea es una de las más recomendables para ayudar a controlar tu colesterol.
Uno de los tesoros que nos trae la dieta mediterránea es el uso del aceite de oliva virgen que tiene propiedades cardioprotectoras y otorga un sabor inigualable a sus platos.
Los alimentos de la dieta mediterránea aportan una gran fuente de vitaminas, minerales y fibra en nuestras comidas y además, nos proporciona una gran cantidad de agua. Las verduras, hortalizas y frutas son algunos de sus alimentos principales que junto a la fibra, ayudan a contribuir en la prevención de enfermedades cardiovasculares.
Pautas a seguir para llevar una dieta equilibrada
Come fruta fresca como postre habitual, son muy nutritivas para nuestra alimentación diaria y una buena alternativa para comer a media mañana o a la hora de la merienda.
Son ricos en carbohidratos y te ayudarán a conseguir la energía necesaria para realizar tus actividades diarias. Se recomienda consumir diariamente al menos cuatro raciones de cereales, y que una ración sea de cereales integrales: pan, arroz, pasta, galletas o derivados. Estudios demuestran que una dieta regular rica en cereales integrales (trigo, avena, cebada, centeno, arroz) proporciona un mayor número de nutrientes (vitaminas y minerales) y reduce el riesgo de sufrir una enfermedad del corazón.
Yogures desnatados y quesos frescos o tiernos, antes que curados. Los productos lácteos son una fuente de proteínas, minerales y vitaminas muy beneficiosa para la salud.
Tómalas en pequeñas cantidades, a ser posible en guisos o como parte de platos a base de verduras y cereales.
Se recomienda el consumo de pescado azul, una o dos veces por semana. El pescado tiene propiedades muy parecidas a las grasas de origen vegetal que protegen contra enfermedades del corazón. También puedes tomar pescados grasos como el salmón, la trucha, el atún blanco y las sardinas, al horno o a la parrilla al menos dos veces a semana.
El agua es vida, y es esencial para conseguir una dieta equilibrada. Bebiendo dos vasos grandes de agua con cada comida llegarás a la mitad de la cantidad diaria recomendada.
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